top of page

Laila Alfie (1996)

A menudo me autoboicoteo y no puedo terminar lo que empiezo. A veces hago de psicóloga, pero soy arquitecta. A veces escucho a la gente decir cosas que no tienen sentido. A veces pienso que hago objetos porque tienen más sentido que las palabras. Admiro a las personas con fe. Aprendí cuando empecé a hacer. Aprendí de mi abuela Sara que armar una familia lleva toda la vida. Aprendí que puedo cambiar todo, menos de dónde vengo. Cuando estoy con gente, a veces digo cosas que quizás no debía, aunque pocas veces me arrepiento. Cuando me acuesto, busco las manos de Lucas. Cuando me levanto, solo quiero dormir de vuelta. Cuando viajo, siento que no lo disfruto tanto como el resto. De adolescente, viajé a Polonia y me cambió la vida. Desconfío de las personas que no tienen cosas con valor sentimental. Deseo tener una mesa larga y siempre llena. Estoy a favor de ir en contra de la mayoría, solamente por las dudas. Estoy en contra de la idea del "para siempre". Evito los blancos y negros, creo mis propios grises. Hago sabiendo que nunca es el producto final. He aprendido que, para mí, resignificar significa reconciliar. He dejado permitirme crear con mis propias manos. He conocido lo que es la tristeza. He visto personas emocionarse con lo que hago. Me acuerdo cuando llegué al Kotel; lloré por primera vez la muerte de mi abuelo, habían pasado más de 20 días. Me arrepiento de haber sido tan dura conmigo misma. Me asombra mi capacidad de unir puntos, de encontrar sentido. Me cuesta sacarme mochilas ajenas. Me desagrada la falta de empatía. Me gusta mi nombre; significa "noche" en hebreo. Me entusiasma empezar cosas nuevas. Me es imprescindible estar en continuo movimiento. Me es prescindible la música durante ciertos periodos. Me gustaría armar mi árbol genealógico. Me importa el hecho de ser judía viviendo en la diáspora. Me siento cómoda con las infancias y la vejez. Me incomoda sentirme vulnerable. Me molesta que la era digital nos haya modificado la percepción del peso. Me pregunto si todos estamos de acuerdo en que la tradición es la mochila que nos ponen al nacer. Me siento bien cuando miro hacia atrás y veo mi recorrido. Me sirve pensar que la vida es cíclica. Me sorprende que a la mayoría nos emocionan las mismas cosas. Mi mamá siempre dejó que eligiera mi propio camino. Mi papá nunca me dejó olvidar de dónde venimos. Mis amigos fueron mi familia cuando me fui muy lejos. Mi pareja es mi hogar. Necesito hacer cosas que me hagan emocionar. Necesito tiempo para decantar ideas. No entiendo a la gente que no quiere escuchar. No hago ........ No he estado en el entierro de ninguno de mis abuelos. No he visto muchas películas de las que dije que vi. No puedo pedir perdón tan fácilmente. No respondo a las situaciones que no presentan posibilidad de cambio. No soy buena dibujando a mano alzada. No uso materiales que no hayan sido manipulados o proyectado por mi. Pienso en lo afortunada que siempre fui en el amor. Prefiero no catalogarme en mis prácticas laborales. Puedo nombrar todas las canciones y flores que me enseñó mi abuela Clelia. Puedo reconocer la belleza en lo ajeno. Rara vez me saco fotos. Soy capaz de empezar de cero todas las veces que sean necesarias. Tengo ganas de sacarme más fotos. Tengo una colección de pensamientos obsesivos. Tuve el proyecto de ser museóloga; después me di cuenta que prefiero contar mi propia historia.

Voy a hacer 
Ya no quiero...
Ya no tengo...
Ya no soy...

bottom of page